descargables •con mapa •con actividad didáctica

miércoles, 4 de mayo de 2011

Audioguías para descargarse en cd, reproductor de mp3, Ipod, o celular de banda ancha. Realizadas tomando en cuenta la experiencia en el lugar, su historia y su ubicación. Recuerdos, memoria colectiva e historia se integran durante la investigación. En la investigación histórica se hace consciente lo singular o local, lo particular y lo universal. Cada audioguía es una síntesis de las características más evidentes de los objetos y del conjunto. Las características más sobresalientes y la experiencia en el lugar, determinan la selección y el recorrido que nunca es mayor a dos horas.

Para orientarte mejor durante el recorrido consulta el apartado de mapas. El público al que van dirigidas las audioguías son jóvenes y adultos, asegurando que sean los adultos quienes continúen con el proceso de transmisión cultural del patrimonio. Si realizas la visita con niños y niñas o adolescentes, accede al apartado de actividades didácticas donde damos recomendaciones y proponemos una actividad. 

Por último, cabe destacar que las audioguías que han sido elaboradas hasta el momento forman parte de la colección de Audioguías Culturales: RRCM-Recorridos en la ciudad de México: 
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Agradecimientos:
A la convocatoria Educación Artística 2009 de la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas del INBAL por el apoyo recibido para la realización del proyecto. A Descarga Cultura. UNAM de la Coordinación de Difusión Cultural/UNAM por la confianza y su guía, y por la grabación de las audioguías. A la Oficina de Gestión de CU patrimonio de la Humanidad/UNAM por la constante revisión del guión, al igual que a la Coordinación de Recintos Culturales/UNAM. Un especial agradecimiento al compositor y director Alejandro Sánchez-Navarro por permitirnos hacer uso de su música y a la disquera URTEXT por su confianza en el proyecto. También agradezco a Juan José Bremer por su apoyo. Asimismo, doy las gracias a personas sin las cuales el proyecto no hubiese alcanzado la misma calidad, las cuales son: el Lic. Carlos Sánchez Villabella y el Dr. Javier Villaseñor Alonso. También a todas aquellas personas que se vieron involucradas en la idea desde su gestación y desarrollo, entre ellas: Reyes Abad Flores y Laura Luna Kazén. Por último, al Dr. Juan Carlos Arañó Gisbert y al FONCA por el apoyo para la realización de estudios en el extranjero, donde logré establecer las bases y la metodología para la realización de estas Audioguías Culturales.









Hasta la mitad del siglo XX la ciudad de México era legible, comprensible en su delimitación y existía una imagen urbana en común (Krieger, 2006ª; p. 45). Hasta entonces sus habitantes compartían similares referencias. Una prueba de ello es la representación de Juan O´Gorman en Ciudad de México, del año 1949. En la obra, vemos que el mapa sostenido por las manos es la antigua ciudad a partir de la cual se compara con la moderna.


Oleo de Juan O´Gorman "Ciudad de México", 1949.

La imagen resultaba abarcable porque hasta entonces la ciudad de México era conocida como el espacio geográfico que corresponde al actual Centro Histórico[1]. La ciudad de México actual, la gran mancha urbana, es una megalópolis con una extensión de 5 000 km2 de los cuales 1 482 km2 corresponden al Distrito Federal y 3 441 km2 a los 34 municipios conurbados (INEGI, 2000). Ante el gran crecimiento de la urbe la constante es el traslado y García Canclini (1999) estimó que en ella, sus habitantes invierten entre 2 y 4 horas para transportarse diariamente, y que se realizan 29 millones de viajes-persona al día. El viaje en la ciudad se produce bajo tensión por la falta de legibilidad en el paisaje en una ciudad que constantemente se tiene que imaginar.

En esta megalópolis desbordada en la que el citadino recurre a “imaginarios urbanos” y se guía a través de “imágenes colectivas”; se tienen pocos anclajes con la ciudad; se tiene menos experiencia; y se imagina más a través de representaciones que son frágiles en relación con la realidad, cambiantes y fragmentadas.

En resumen la forma urbana cada vez tiene menos sentido para sus habitantes. Cada vez más la calle, lo externo, es exclusivamente lugar de tránsito y no de encuentro, y la casa un lugar de reclusión; con lo que tenemos menos relación con los otros y menos experiencia con el medio ambiente.

La baja legibilidad es una deficiencia urbanística pero también lo es educativa. La falta de legibilidad de la ciudad de México es una carencia educativa, lo que produce una incomprensión del entorno.




La ciudad de México es una ciudad educadora porque su gobierno ha firmado una carta que le compromete a ello. En noviembre de 2007 el jefe de gobierno del Distrito Federal firmó la carta de compromiso para integrar la ciudad de México a la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, AICE (SEP, 2007). Uno de los objetivos planteados por la AICE es el desarrolló de una “ciudadanía más culta, solidaria y feliz” a través de cualquier experiencia cotidiana. La AICE[2] en su primer congreso celebrado en Barcelona, en el año de 1990, redactó la “Carta de las Ciudades Educadoras”. El documento, en términos generales, defiende el ejercicio de la ciudadanía, la inclusión, la democracia, la participación, el dialogo, la convivencia entre generaciones, la justicia social y el marco internacional. En su apartado II establece que es responsabilidad de la ciudad “encontrar, preservar y presentar su compleja identidad” y que “la transformación y crecimiento de una ciudad deberán estar presididos por la armonía entre las nuevas necesidades y la perpetuación de construcciones y símbolos que constituyan claros referentes de su pasado y de su existencia” (Ciudades Educadoras, 1990). La idea no se queda allí ya que se considera que la forma urbana sea legible, interpretable y utilizable por toda clase de ciudadanos, y que no debe entenderse como un atributo físico o un adorno sino como un elemento significativo que organice, sea promotor y emisario educativo para que la población entienda y utilice las distintas escalas e identidades: su barrio, la ciudad y el entorno metropolitano (Alderoqui y Penchansky, 2002; p.21).

Si en la experiencia cotidiana y en la memoria personal la ciudad de México resulta inabarcable y fragmentada, es en los medios de comunicación donde la ciudad puede imaginarse y valorarse en conjunto, como ejemplo de ello: los noticiarios matutinos que documentan el tráfico y los conflictos sociales, o bien, los titulares de los periódicos que ponen al citadino al día sobre los últimos acontecimientos de su ciudad.

Por todo ello y con el fin de mejorar la panorámica se realiza este proyecto de audioguías culturales gratuitas en formato podcast y disponibles en internet para hacer más habitable la ciudad de México. Guías culturales que toman por epicentros a los oasis e hitos visibles en los recorridos urbanos, porque posibilitan la interacción con los otros y por tanto pueden ser lugares de encuentro. A través de las guías se pretende que el usuario tenga mayores referentes, conozca mejor la historia de la ciudad de México y comparta los recuerdos sobre la misma, lo que es asegurar un patrimonio que pertenece a la memoria, es cuidar a la ciudad que pertenece a todos. Es hacerla más habitable.


[1] La ciudad de México es la capital del D.F. pero la ciudad de México se ha convertido en un término elástico que ha sobrepasado los límites geopolíticos y administrativos del D.F. No hay mapa urbano que delimite el perímetro de la capital del D.F. y a la vez toda la mancha urbana ya es conocida como ciudad de México, Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) o Zona Metropolitana de la ciudad de México (ZMCM).
[2] Su página web es http://www.bcn.es/edcities/aice/estatiques/espanyol/sec_educating.html. Y sus experiencias pueden ser consultadas en su Banco Internacional de Ciudades Educadoras: http://w10.bcn.es/APPS/edubidce/pubPortadaAc.do?pubididi=2


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